Festival de la Canción de Benidorm

Julio Iglesias, en 1968, durante su actuación en el Festival de Benidorm.

Según he podido comprobar en internet, que en eso de buscar información sí que nos ha solucionado la vida, desde 2008 se celebra en la localidad alicantina de Benidorm, todavía hoy día uno de los iconos turísticos de esta querida España, el llamado «Low Cost Festival Benidorm», que extraoficialmente puede ser considerado como el continuador del Festival Internacional de la Canción de la referida localidad.

En este punto conviene dejar bien claro que eso de «internacional» fue un añadido que se produjo en 2004, o sea, apenas dos años antes de que el hasta entonces popular certamen musical echase el telón o, mejor dicho, diese el acorde final. Claro que, bien pensado, a quién se le ocurre añadir lo de «internacional», con lo bien que le había ido hasta entonces ser un festival «autóctono», es decir, con denominación de origen nacional.

Por si todavía anda por ahí algún despistado, quizá convenga aclarar en este punto que estamos hablando nada más ni nada menos que del Festival Español de la Canción de Benidorm, uno de los eventos musicales que más expectación suscitaba en los veranos de los años 60 y buena parte de los 70. Un certamen, por cierto, que nació en 1959 un poco a la sombra del festival italiano de San Remo, que era el gran referente musical de aquel tiempo, pero con la loable intención de promocionar Benidorm como gran destino turístico en plena ebullición, y de paso darle un empujón a la canción española, que tampoco era mal asunto.

Desde luego, vistos los resultados que logró el Festival durante muchos años, la verdad es que le fue francamente bien. Sin ir más lejos, ya en su primera edición, la canción triunfadora, «Un telegrama», que interpretaban Monna Bell y Juanito Segarra, tuvo un enorme éxito, como también lo tuvo la que ganó el año siguiente, la igualmente pegadiza «Comunicando», que cantaba Arturo Millán, y que, como es fácil suponer, quizás debió de competir en la primera edición porque, por pura lógica, si en aquellos tiempos llamabas y estaba «comunicando», pues le enviabas un «telegrama», y solucionado el problema.

Pidiendo disculpas por este pequeño inciso, y retomando el tema central de esta modesta disertación, no está de más recordar también que el certamen hasta tuvo su propia película, titulada, claro está, «Festival en Benidorm» (1961), una comedia en torno a los enredos del del mismo dirigida por Rafael J. Salvia y protagonizada por Concha Velasco, Carmen de Lirio, Ángel Picazo y Manolo Gómez Bur, entre otros, y con las «apariciones estelares» de artistas como Los Cinco Latinos, Lolita Garrido y Elia Fleta, que por aquel entonces era un reparto de lujo.

El Festival, además, contaba en aquel tiempo con el atractivo de que por él pasaban algunas de las «emergentes figuras de la canción ligera española», como bien se remarca en Wikipedia, «la enciclopedia libre», entre las que estaban nada menos que Raphael, El Dúo Dinámico, Bruno Lomas, Michel, Los Gritos, Karina, Víctor Manuel, Manuel Otero… y hasta Julio Iglesias, que en 1968 se estrenó en esto de la música ganando con «La vida sigue igual», la canción que lo lanzó a la popularidad, aunque en este apartado ya tengo yo mis dudas más que razonables de si no debió de ganar otro u otra.

Desde luego, y para poner ya punto y final al tema, el Festival Español de la Canción de Benidorm, que solía ser retransmitido por TVE y al que acudían para verlo en directo miles de espectadores, fue sin duda el último gran certamen de la canción que se celebró en nuestro país y, para que quede constancia de ello, una parte muy relevante de nuestra moderna historia musical, que ya es decir.

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