Mi primera comunión

Nunca lo olvidaré. Corría el año 1961, y el 11 de mayo llegó el día que, en aquellos años, todos los niños esperaban con mayor ilusión: el de la «primera comunión». La verdad es que no se debía a un fervor religioso, sino más bien a que era el día en el que uno era el protagonista, el centro de atención de toda la familia, sin olvidar también todos los regalos que se recibían. Entre ellos, recuerdo con especial cariño un regalo típico de ese día: mi primer reloj, nada menos que un «Dogma».

Festival de Eurovisión 2021: Más de lo mismo

El grupo italiano Måneskin

Después de ver a anoche la última edición del llamado «Festival de la Canción de Eurovisión», o sea, Eurovisión, a secas, me he levantado muy ufano dispuesto a hacer una crítica feroz al espectáculo que mis ojos y mis oídos pudieron ver y oír a trompicones, y, por ende, a vanagloriar los viejos tiempos de lo que fue un certamen en el que la música y las buenas canciones eran las protagonistas, mientras que el esperpento quedaba para otras ocasiones. Así que, ordenador en mano, me he aprestado con firme devoción a recordar a Gigliola Cinquietti, Udo Jürgens, Sandie Shaw, France Gall, Frida Boccara, ABBA, Celine Dion… y tantos otros ganadores más de Eurovisión, sin olvidar, por supuesto, a Massiel y a Salomé, nuestras insignes vencedoras del Festival en 1968 y 1969.

¡Bienvenidos al Parque de Atracciones de Madrid!

A los que vivíamos en Madrid —qué tiempos aquellos sin confinamiento ni pandemia, aunque justitos de libertad «a la madrileña»— la verdad es que nos vino de perlas la inauguración, el 15 de mayo de 1969, de ese gran Parque de Atracciones que nos dejó con la boca abierta. Por fin ya teníamos un fantástico sitio al que acudir con la familia o con los amigos para divertirnos, y tan cerca, ahí, en la Casa de Campo, a la que incluso podíamos ir en el Suburbano, que funcionaba desde 1960, bajándonos en las estaciones de Lago o de Batán.

El «pegadizo» sofá de escay

El Retrovisor

Según el «Diccionario panhispánico de dudas» dela RAE, que se las sabe todas, «escay» es la adaptación gráfica de la marca registrada «skai», usada en España para designar «cierto material sintético que imita el cuero». Y a modo de ejemplo utiliza la siguiente frase: «Ellas se sentaban en un sofá de escay negro» (Aparicio «Retratos» [Esp. 1989]). Además, advierte de que debe evitarse el uso de la forma no adaptada «skai», así como el de la grafía «skay», que es el término original inglés.

Hasta aquí todo correcto. Claro que, como es lógico por otra parte, lo que ya no dice el Diccionario, a pesar de la práctica frase con la que ilustra su resolución de la duda, es que con este material se fabricaban la mayoría de los sofás y sillones de los años 60 y 70 —fabricación también extensible a sillas, banquetas, pufs y, en general, cualquier elemento…

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¡Y llegaron Los Canarios!

Acostumbrados como estábamos a grupos de música que nos deleitaban con canciones bastante melódicas y fáciles de digerir, como Los Brincos, Los Ángeles, Los Sírex o Los Mustang, muy en la línea de los Beatles, la verdad es que nos pilló un tanto de sorpresa la llegada desde las «islas afortunadas» de un grupo que hacía rock bastante potente y que parecía aspirar a parecerse más bien a los Rolling Stones, que eran los chicos más duros de entonces.