Zapatero a tus zapatos

El Retrovisor

Por lo general, y salvo alguna excepción que yo no recuerde, las tiendas, fueran del tipo que fueran, no tenían nombre. Así que la cuestión a la hora de tener que salir a «hacer un recado» era la siguiente: «Niño, vete a Don José y compra una docena de huevos»; «Niño, baja a Doña Concha y te traes media barra de pan, dos trenzas y un mojicón»; «Niño, vete a Don Emiliano y le dices que te dé un poco de aguarrás»… Y así sucesivamente, con lo cual era evidente que el lugar del barrio donde se arreglaban zapatos solo podía atender a un nombre: «Mariano el zapatero», que, por alguna razón que desconozco, quizá por la familiaridad que teníamos con él, no llevaba el Don delante.

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Aquellas inolvidables librerías

El Retrovisor

Sean cuales sean las cifras en las que hoy día se mueven libros y librerías, no está de más refrescar la memoria y remontarse a aquellos tiempos en los que entrar a un librería era una aventura maravillosa a la que uno estaba siempre dispuesto a apuntarse, y que, por desgracia, ya no resulta tan fácil revivir en estos benditos tiempos que ahora nos toca vivir, en los que las prioridades y los gustos parecen ser otros.

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El «Madrid yé-yé»

El Real Madrid en la final de 1966 de la Copa de Europa ante el Partizán de Belgrado. Foto: Ron Kroon / Anefo

Tras cinco temporadas de sequía, el Real Madrid volvió a ganar la Copa de Europa con un equipo casi recién estrenado. Y es que, de la mano de Miguel Muñoz, el club había iniciado una progresiva renovación de la plantilla. Así, poco a poco se fueron incorporando caras nuevas, como las de Amancio y Zoco, y fichajes de relumbrón, como los de Sanchís, Pirri y Velázquez.