[30 de abril, Día Internacional del Jazz]
Aunque resulte presuntuoso, debo reconocer que empecé a descubrir el jazz con apenas 5 o 6 años. Y no porque mi instinto infantil me condujera ello, lo cual sí que hubiera sido poco menos que milagroso, sino porque las casualidades de la vida quisieron que mi padre fuera pianista y, por suerte, jazzista empedernido. Continuar leyendo «¡Larga vida al jazz!»