CARTAS DE UNA DESCONOCIDA (II). A Julio Iglesias

El Retrovisor

Querido Julio:

Por la presente, espero que te encuentres bien. Hacía mucho tiempo que quería ponerte unas letras, pero la verdad es que me daba bastante vergüenza. Pero ahora que ya tengo una edad, mi hija pequeña me ha convencido de que debía hacerlo. Al fin y al cabo, ¿qué podía perder, que no leyeras mi carta? Me daría pena, eso sí, pero también entendería que no lo hicieras, o que ni siquiera abrieras el sobre, pero me imagino la cantidad de cartas que debes de recibir todos los días, y seguro que no tienes tiempo para leerlas todas.

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Mi primera comunión

El Retrovisor

Nunca lo olvidaré. Corría el año 1961, y el 11 de mayo llegó el día que, en aquellos años, todos los niños esperaban con mayor ilusión: el de la «primera comunión». La verdad es que no se debía a un fervor religioso, sino más bien a que era el día en el que uno era el protagonista, el centro de atención de toda la familia, sin olvidar también todos los regalos que se recibían. Entre ellos, recuerdo con especial cariño un regalo típico de ese día: mi primer reloj, nada menos que un «Dogma».



Para celebrar la primera comunión, por supuesto, antes había que aprender bien el Catecismo e ir a clase de religión, donde te preparaban convenientemente para ese día. Otro gran momento era el de elegir el traje que había que llevar (suponiendo que la familia tuviese medios para comprarlo), y que nunca más volvía uno a ponerse…

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«Aquellas maravillosas vacaciones», un viaje nostálgico a la España de los 60

Mi última novela, Aquellas maravillosas vacaciones (Avant Editorial), es una suerte de crónica costumbrista de la España de mediados de los años 60, narrada con un sutil tono de comedia. Una España aún en fase de desarrollo, como su principal protagonista, un preadolescente en plena evolución emocional y hormonal, para quien sus vacaciones solo o en compañía de su familia son el dispar escenario por el que discurre su impetuoso tránsito de la edad de la inocencia a la de la incipiente madurez. Una aventura íntima narrada en primera persona, que nos va conduciendo por lugares, personajes y situaciones de una España variopinta a la que todavía le cuesta cruzar los Pirineos.

De qué va

El 1 de agosto de un año cualquiera, Francisco encuentra casualmente un viejo álbum familiar de fotos. Después de pasar unas cuantas páginas, comienzan a agolparse en su cabeza cientos de imágenes que lo trasladan a algunas de «aquellas maravillosas vacaciones» de verano que pasaba solo o en compañía de otros, y que fueron el escenario por el que discurrió su impetuoso tránsito de la edad de la inocencia a la de la incipiente madurez. Apegado a ese álbum familiar, comienza a sentir la necesidad de dejar constancia escrita de todos esos recuerdos emocionales, no sea que se desvanezcan y ya no se acuerde de cómo fueron esos momentos que jamás debió olvidar.

Valoraciones

«Una novela entrañable y emotiva, a la par que muy divertida. Combina los recuerdos y las reflexiones acerca de un mundo que va quedando cada vez más lejano, junto a chascarrillos y comentarios jocosos e inteligentes con los que el lector va a sentirse identificado. Destaca también la habilidad narrativa y el dominio léxico. Se trata de una de esas obras que enganchan desde la primera de sus líneas y cuesta trabajo dejar de leer. Es una novela que se disfruta y se lee con placer. Un libro muy indicado para un público amplio y diverso». 

José Bravo, Terra Ignota Ediciones

«Una novela escrita desde el corazón, que deja un  buen sabor de boca tras su lectura.  No solo cuenta las peripecias de una familia durante unos cuantos veranos, sus incidentes y dramas familiares, sino que también habla del hecho de  crecer y hacerse mayor y, de paso, retrata la sociedad española de una época. Obra dirigida a un  público, tanto femenino como masculino, en un amplio abanico de edades: para los jóvenes por su mensaje, mientras que para quienes ya han vivido muchos veranos a lo largo de su vida supondrá una lectura tierna y nostálgica al recordar una época y rememorar sus vivencias personales en aquellos años».

Departamento editorial Exlibric

Cantante famoso = película inminente

El Retrovisor

Desde casi los inicios del cine sonoro, en el cine español siempre habían tenido mucho éxito las películas musicales, protagonizadas además por grandes estrellas de la canción de la época, como Imperio Argentina, Estrellita Castro, Concha Piquer, Antonio Molina, Lola Flores y Manolo Caracol, entre otros, y en las que la copla, el cuplé, la zarzuela y el flamenco ocupaban un lugar privilegiado.

Esta moda, que triunfó especialmente en los años 30 y 40, continúo manteniéndose décadas después, pero poco a poco a ella se fueron sumando otros «actores» que parecían atraer a un público más joven. Fue el caso, por ejemplo, de las estrellas infantiles y juveniles, como Marisol, Joselito, Rocío Dúrcal y Pili y Mili, que, a partir de finales la década de los 50, de algún modo fueron renovando ese cine musical «hecho en casa» que tanto seguía gustando.

Pero la llegada de los 60, que consagró…

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