Recordamos al director de «La diligencia» o «El hombre tranquilo» en el 125.º aniversario de su nacimiento.
Por Antonio Martínez («Sucedió una noche» [Cadena SER], 27-1-2019)
De John Ford se ha dicho que ha sido el mejor director de la historia. Que nadie como él ha sabido mostrar en el cine la amistad, el amor a la tierra y a la familia, la solidaridad de los hombres y su lucha contra las adversidades. De las ciento treinta películas que rodó a lo largo de su carrera, muchas de ellas en la etapa del cine mudo, más de la mitad fueron «westerns». Él estaba orgulloso de esa especialización, tanto es así que le gustaba presentarse con la siguiente frase: «Me llamo John Ford y hago películas del oeste». Ford rodaría grandes obras maestras del género como «La diligencia» (1939), «Pasión de los fuertes» (1946) o «Centauros del desierto» (1956). Como paisaje de fondo de estas películas se veían siempre los cerros escarpados de Monument Valley. La zona pertenecía a una reserva de los indios navajos, que llamaban «gran jefe» al director, título que le convertía en el único autorizado a rodar en los lugares sagrados de la tribu.
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