«Mantenga limpia España»

Si mis fuentes de información no me engañan, algo a lo que no siempre puedo dar crédito, en 1964, o sea, mientras curiosamente celebrábamos con verdadero entusiasmo el triunfo de la Selección Española de Fútbol en la Eurocopa celebrada en Madrid —entonces denominada Copa de Naciones—, la campaña «Mantenga limpia España», promovida por el «activo» Ministerio de Información y Turismo, andaba a pleno rendimiento.

De hecho, según fuentes oficiales, estaba teniendo un gran éxito, debido principalmente a la buena acogida que estaban cosechando los anuncios de radio creados para tal fin, lo que se traducía en que se estaban consiguiendo «reducir los desperdicios callejeros y otros usos poco higiénicos». De lo que ya no tengo constancia es de si también se estaba logrando su principal finalidad, es decir, como señalaba el diario «La Vanguardia», «crear un espíritu de solidaridad y respeto mutuo entre los ciudadanos para el común disfrute de las cosas comunes», lo cual ya parecía una misión imposible.

Ahora, lo que si es evidente es que el susodicho Ministerio tenía denodado interés en que lo de mantener limpia España calase honda entre los españoles, especialmente porque el incremento progresivo del turismo estaba resultando más que notable, y era menester que cuando los turistas nos visitaran se encontraran con un país «limpio como la patena».

Por eso, el 23 de noviembre de 1965, se puso en marcha la segunda fase de esta ambiciosa campaña de limpieza, que fue presentada a bombo y platillo en el Club Internacional de la Prensa. Como recogía la edición del periódico «ABC» del día siguiente: «El director general de Radio y Televisión, señor Aparicio Bernal, expuso el nuevo programa que se trata de desarrollar activamente con un interesantísimo material publicitario, que en gran parte proyectarán los dos canales de televisión». Además, seguía relatando la noticia del evento, «otra nueva experiencia será la difusión de películas cinematográficas, en las que se enseña cómo la limpieza no es un imperativo social de lujo». ¿Impresionante, eh?

Pues ahí no quedaba la cosa, porque —me tomo la libertad de seguir utilizando la muy fiable fuente de «ABC»— «paralela a esta actividad se iniciarán concursos de ámbito nacional en escuelas y cuarteles y también entre Ayuntamientos y Corporaciones locales, que son, en definitiva, quienes tienen que hacer suya la idea de la campaña y promover la instalación de los servicios sanitarios de higiene o de limpieza y el control y el mantenimiento de los mismos».

Desde luego, mucho más no se podía hacer. Bueno, algo sí, porque pronto se aprovechó lo de limpiar el país para extender la recomendación a la ciudad, al pueblo y al campo —lo de mantener limpia la casa de cada uno creo que ya era una cuestión particular—, y hasta la empresa de juguetes Congost sacó un juego de mesa con el nombre de «Mantenga limpia España», que seguro que hoy día tendría un gran éxito, ¿o será que me estoy liando un poco y ya no sé en qué época vivo?

Semana Santa: Pasión y penitencia

La mirada (Madrid, 1968). Foto: © Peter Vitte (Archivo Memoria de Madrid)

La llegada de la Semana Santa se recibía con entusiasmo por los más pequeños y, por supuesto, con recogimiento y devoción por los mayores. Para los primeros eran días de vacaciones y, por si fuera poco, en casa no solían faltar torrijas, pestiños, buñuelos o huevos de Pascua, que realmente estaban para chuparse los dedos.

Además, la festividad no empezaba nada mal, con ese luminoso Domingo de Ramos que llenaba las puertas de las iglesias de ramas de olivo y de palmas, muchas de las cuales luego decoraban los balcones de las casas, y la multitudinaria procesión de la Borriquilla. Pero lo realmente trascendente comenzaba el lunes de Pasión. Ese día, todo cambiaba por completo, como si de pronto se apagaran las luces y se hiciera de noche. De hecho, en la radio solo había música clásica y en la televisión únicamente se retransmitían procesiones y se emitían películas de romanos, de modo que había que volver a ver por enésima vez «Barrabás», «Quo vadis» o «Ben Hur». Y encima no se podía comer carne, que en eso de respetar la vigilia la mayoría de los españoles eran bastante respetuosos.

A decir verdad, con todo aquel decorado, al que había que añadir penitentes, pasos, cirios, saetas, cornetas y tambores, la Semana Santa imponía a los más pequeños. Y no digamos cuando la procesión era la del Silencio, en la que lo único que se escuchaba era el ruido sordo de las cadenas de los penitentes arrastrándose por el asfalto. ¡Para no pegar ojo en toda la noche! Menos mal que solo eran seis días de «penitencia», y el Domingo de Resurrección se producía el gran milagro: casi todo volvía a su ser y, sobre todo, a los cines llegaban los últimos estrenos, que era unas de las mayores alegrías que entonces podían darnos.

Texto recogido en «El Retrovisor. Un paseo emocional por la memoria» (El ojo de Poe, 2019).

Operación Palomares ¡Aquí no pasa nada!

«El 17 de enero de 1966 amaneció con cielo azul, mar picado y fuertes rachas de viento. El sol del invierno apenas calentaba el desierto de Almería. A las 9:22 horas de la mañana (hora Zulu, es decir, hora de Londres), cuatro aviones militares se divisan desde la pedanía de Palomares (Almería) como tantas otras veces desde el comienzo de la llamada Guerra Fría. Pero ese día algo era diferente…».

Con este tono casi de película de suspense «basada en hechos reales» arrancaba Miguel G. Corral su crónica sobre el ya célebre suceso acaecido en Palomares hace ya más de cincuenta años, publicada en el diario «El Mundo» el 15 de enero de 2016, y que casi siempre por esas fechas vuelve a rememorarse con todo lujo de detalles, conocidos y aún sin conocer. ¡Y no es para menos! Si no, que se lo digan a los tranquilos habitantes de la zona a los que, sin comerlo ni beberlo, les sacudió la alarmante noticia de que un bombardero (B-52) y un avión cisterna (KC-135) de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos habían colisionado en el aire, justo cuando sobrevolaban la costa de Almería, exactamente en el espacio aéreo de la localidad de Palomares. ¡Así, desde luego, cómo se iba a mantener limpia España!

Lo malo, además, no era solo eso, sino que, al parecer, el B-52 transportaba cuatro bombas nucleares, dos de las cuales se habían roto en pedazos, desplomándose algunos de ellos al mar, con el consiguiente peligro radioactivo que ello podía provocar. El susto, como es de imaginar, fue mayúsculo y, aunque inmediatamente se comunicó que no había peligro alguno para la población, el lamentable incidente dejó a muchos con la mosca detrás de la oreja. Por eso, y para que la sensación de preocupación o de miedo no se propagara, el entonces ministro de Información y Turismo, D. Manuel Fraga Iribarne, no tuvo mejor ocurrencia que comparecer en bañador, el 7 de marzo de 1966, ante los medios de comunicación nacionales e internacionales para darse un chapuzón en la playa donde se había producido el incidente aéreo, y además en compañía del embajador de EE UU, Angier Biddle Duke.

Por descontado, aquella intrépida aparición playera de Don Manuel, en pleno invierno, a lo «superhéroe», resultó casi más impactante que la colisión de los dos aviones en el aire, pero, por lo que se ve, era la única manera de hacer ver a los españoles que todo aquel incidente solo había sido un pequeño contratiempo, y que de los pedazos de las bombas caídos al mar y de los peligros radioactivos, nada de nada. El agua de la playa, como él y el embajador estadounidense bien pudieron comprobar en primera persona, estaba limpia y saludable, e incluso algo más calentita de lo habitual para la época del año que era. ¡Vamos, en su punto!

A pesar de aquella esperpéntica escenificación, los rumores sobre todo lo sucedido no dejaron de propagarse durante largo tiempo, y hasta hubo protestas de los vecinos de la localidad, tímidas eso sí, quizás porque todo nos parecía demasiado surrealista como para ser verdad. Incluso hoy día, a los más de cincuenta años del incidente, y cuando ha quedado demostrado que, en efecto, hubo riesgo de peligro radioactivo, hay quien sigue creyendo que algo más nos ocultaron. ¿Y no sería quizás que Don Manuel se engulló los trozos de bomba para que no hubiera rastro de ellos, de ahí su longevidad y su zigzagueante manera de moverse?

Texto incluido en el libro El Retrovisor. Un paseo emocional por la memoria (El Ojo de Poe, 2019)

Las rebajas: guerra sin cuartel

Según parece, cuando, a partir de los años 40, comenzó a desatarse la «guerra fratricida» entre Galerías Preciados y El Corte Inglés, los dos grandes almacenes que entonces monopolizaban el comercio en algunas capitales, surgieron lo que se dio en llamar «las rebajas»; o sea, importantes descuentos de precios en la mayoría de los artículos, con el fin de atraer con atractivas ofertas a más compradores. Y así hasta hoy, o casi, que aún se ignoraba que, con el tiempo, también se instalarían los «días sin IVA», los «8 Días de Oro», el «Black Friday», el «Cyber Monday»… y tantos otros inventos comerciales cuyo único objetivo es vender, cueste lo que cueste, y nunca mejor dicho.

La diferencia entonces era que las rebajas, tanto las de verano como las de invierno, eran todo un acontecimiento, que muchos aguardaban con impaciencia para realizar las compras que antes no podían hacerse. El problema en muchos casos er que, con esas, hasta que no llegaban las rebajas había que aguantarse con aquellas zapatillas dos números menores que hacían los pies polvo. ¡Y así hasta el año próximo!

Bueno, tampoco parecen igual las rebajas de hoy que las de hace años, cuando se recuerdan con pavor aquellas «batallas descarnadas» entre clientes que solían desencadenarse el día mismo en que se daba el pistoletazo de salida, y aun en los días siguientes al «gran desembarco». La lucha por conseguir el pantalón, la falda o el vestido que tanto se deseaban era terrible. Había incluso veces en la que los compradores implicados, además de tirar con fuerza de la prenda en cuestión, aprovechaban para tirar también de los pelos del «enemigo», que como si de un tesoro irrenunciable se tratara.

De todo ello siempre se hacían eco los medios de comunicación, pues el momento lo merecía. Hasta el noticiario NO-DO hablaba, en 1967, del «campeonato de compradores en las rebajas», lo que daba buena muestra del nivel competitivo que tenían, en comercios y en clientes.

21 de noviembre: ¡Solo ante el tallaje!

Dos eldenses haciéndose eco de la muerte de Franco

¡Vaya por Dios! No había días en todo el año, y va y el 21 de noviembre de 1975, que ya es casualidad, me toca ir a eso que se llamaba «tallarse», o sea, a ver si te daban o no el visto bueno para ir a la «mili»; mejor dicho, al Servicio Militar, para darle un tono más serio al asunto, que por aquel entonces todavía era obligatorio, como ir a la escuela, echarte novia y hacerte un hombre de provecho.

Como es fácil adivinar, aquel día me levanté aún con el susto en el cuerpo después de la noticia del fallecimiento, el día anterior, de Francisco Franco, quien hasta entonces supuestamente había ejercido de jefe del Estado o de algo similar, que muchos todavía no hemos acertado a descifrar. Y, como también es fácil suponer, incluso lo de salir a la calle daba un cierto repelús, teniendo en cuenta que no sabía muy bien si podía armarse la gorda o si la gorda ya se había armado con anterioridad y ahora solo quedaba empezar un plan rápido de adelgazamiento, o sea, otro «régimen» dietético, que el anterior no parecía haber funcionado demasiado bien.

Con semejante panorama, no tuve más remedio que ponerme en marcha ese día, aunque un poco a cámara lenta, que ni la cabeza ni el cuerpo estaban para muchos sobresaltos. En mi caso, además, como supongo que en el de muchos, el destino quiso que ese inquietante 21 de noviembre tuviera cita para personarme en la Junta Municipal del distrito Centro de Madrid, donde, según constaba en el escrito administrativo recibido unos días antes, debía proceder a lo de tallarme, paso previo para emprender el «glorioso» camino hacia el Servicio Militar.

Ni que decir tiene que el corto trayecto que separaba mi casa de la susodicha Junta se me hizo eterno, como si más que recorrer unos cientos de metros estuviera haciendo el Camino de Santiago completo por la ruta de Roncesvalles. Por las calles, como era previsible, no circulaban demasiados vehículos ni demasiados viandantes, o esa impresión me daba, que a veces me sentía como Gary Cooper en «Solo ante el peligro»,o mejor dicho, «solo ante el tallaje». Además, para que nada me distrajera del susto con el que había salido de casa, me parecía como si a cada paso se multiplicasen los quioscos de prensa, empapelados hasta las cejas con las portadas de todos los periódicos dando cumplida cuenta de la impactante noticia que nos había sacudido el día anterior.

Pero por fin, después de aquella interminable «travesía del desierto», logré llegar intacto a mi destino, sin haber sufrido un solo rasguño. Ya frente a la puerta de entrada a la Junta Municipal, solo me cupo la duda de saber si allá arriba, en la primera planta, habría alguien esperándome o si el edificio habría sido tomado al asalto y un batallón de fuerzas armadas hasta los dientes me impedirían el paso, como en la leyenda de «El Álamo», que tanto me gustaba ver en las películas.

Pues no, todo parecía estar extrañamente tranquilo. Eso sí, un silencio sepulcral, lógico por otra parte, invadía todo el edificio, al que con la misma resignación unos habían acudido a realizar gestiones ordinarias y otros, como un servidor, a tallarse para ser «convalidado» como apto para, el día de mañana, servir fiel y ardorosamente a la patria, calificación que por cierto no obtuve. Eso que me ahorre, pues, a partir de entonces, el miedo fue poco a poco despareciendo de nuestros cuerpos y lo de patria, afortunadamente, comenzó a tener otro significado, que sería preciso no defender con tanto valor y ahínco.

¡La estudiantina llegó…!

Tuna de la Universidad Laboral de Sevilla, entre cuyos miembros está nada menos que el cantante y compositor José Luis Perales. Como indica el pie de foto de la web en la que puede verse (http://tunacomunicacionesusmp.blogspot.com/2013/07/), «cerca a la torre hacia la derecha, asoma su cabeza casi escondido».

Un año más, en las fiestas de la localidad próxima a Madrid en la que vivo, asisto «atónito», por decirlo de alguna manera, al ¡Festival de Tunas! Y la pregunta que siempre me hago es casi inevitable: ¿pero la tuna no era una especie en extinción, de la que ya solo quedan algunos ejemplares sueltos en hábitats universitarios protegidos? Pues no, ahí siguen, aunque parezca increíble. Y, además, las que continúan subsistiendo, que por lo visto son numerosas, mantienen viva la tradición hasta el último detalle.

En concreto, las tunas de este festival suelen ser las de las facultades de Derecho, Ingeniero de Caminos e Ingenieros Industriales, lo que significa que sus miembros, por si fuera poco, son ávidos estudiantes, y, además, van impecablemente ataviados; o sea, con toda la indumentaria y los accesorios propios del «tunante»: pantalón bombacho corto, chaquetilla y capa, banda sobre los hombros, escudos y relucientes cintas de colores. ¡Ah!, y por supuesto pertrechados con todo el instrumental adecuado: guitarras, bandurrias, acordeón, bandera ondeando y, por descontado, la risueña pandereta, que, como es obligado, sigue siendo ejecutada por el más danzarín y simpático del grupo.

Quizá la única diferencia con lo que acontecía en décadas pasadas es que ahora uno se encuentra a una tuna, si es que se la encuentra, ocasionalmente, mientras que antes había «tunantes» por todos sitios: en la calle, bodas, comuniones y bautizos, en bares y garitos de cualquier condición, películas, programas de TV…, ya fuera en el extranjero o dentro del país, porque, viajara adonde uno viajara, allí había una tuna para recordarte que eras español. Sin ir más lejos, recuérdese, por ejemplo, aquella popular película titulada «Pasa la tuna» (1965), protagonizada nada menos que por José Luis y su Guitarra. De esta última, o sea, de la guitarra, desconozco si obtuvo algún premio actoral o fue nominada a él.

Eso sí, lo único que cada año echo de menos es que ninguna de la tunas participantes en el emotivo festival interpreta «Clavelitos», que, dicho sea de paso, debería imponerse como canción obligada en su repertorio, so pena de multa por incumplimiento de las normas más básica. En fin…, cuánta emoción. Si hasta Antonio Molina cantaba con denodada pasión aquella popularísima canción de Ricardo Freire y E. San Julián, cuya letra rezaba en su primera estrofa:

«Ya llega la estudiantina [es decir, la tuna, pero conservando el argot tradicional].

La estudiantina llegó,

y una mujer la ilumina

con su mirada

desde el balcón.

Alegres los estudiantes,

haciendo el tiempo feliz,

van deshojando sus cantes

por los rincones

de mi Madrid».

Qué, preciosa letra, ¿a que sí?

¡Ozú, qué caló!

Cada año, a medida que se acerca el verano, las previsiones meteorológicas nos amenazan con la llegada de una ola de calor de origen subsahariano de dimensiones estratosféricas. Los termómetros se dispararán y las temperaturas, en algunas localidades del país, batirán todos los récords de la década, del siglo o incluso del milenio, del tal modo que, a ciertas horas del día, pudiera parecer que nuestros cuerpos estuvieran ardiendo en las calderas de Pedro Botero —expresión esta muy utilizada en otro tiempo para designar efectos diabólicos, como es el caso que nos ocupa—.

«El turismo es un gran invento», o eso parece

El Retrovisor

Llegada de los primeros turistas a España. Foto: Teresa Avellanosa (Flickr)

Aquellos españoles que, durante los tórridos días de verano, tenían la suerte de poder disfrutar de unas merecidas vacaciones, también podían constatar «en vivo y en directo» que, como bien anunciaban los medios de comunicación y, por ende, los rumores de la calle, «el turismo era un invento estupendo», especialmente para los que podían sacar tajada del mismo y, por descontado, para los que tenían a bien poder disfrutar de él como Dios manda.

En todo caso, por seguir insistiendo en el tema, como con buen criterio se titulaba aquella divertida película de Pedro Lazaga, protagonizada por Paco Martínez Soria y José Luis López Vázquez, entre otros grandes actores, El turismo es un gran invento. El filme, por cierto, que contaba las peripecias de un alcalde que decide convertir su pequeño pueblo de Aragón en un gran centro turístico…

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70 años de bikini en España

El Retrovisor

La actriz francesa Pascale Petit en la Playa de Poniente, en Benidorm, en 1965.

«En la España católica de los 50, el despegue turístico de ciudades como Benidorm no solo atrajo veraneantes sino nuevas costumbres de otros países. Las mujeres del norte de Europa lucían bikinis para escándalo de muchos. Una multa a una turista inglesa por vestir la prenda precipitó que Benidorm se convirtiera en la primera ciudad española en legalizar el bikini».



Así arrancaba el interesante artículo de B. García titulado «60 años en bikini por Benidorm», publicado el 1 de mayo de 2012 en el diario digital de Alicante informacion.es, y que no fue si no el primero de una más que recomendable serie de artículos sobre el bikini y sus consecuencias en la intransigente España de los 50, con los que se quería celebrar el 60.º aniversario de su llegada a nuestro país. En este primero…

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El «baby boom», pero que muy «boom»

El Retrovisor

La familia Ojeda Artiles, Premio Nacional de Natalidad de 1969. Labor Ministry

Hay que ver lo que son las cosas. Aún a cuestas con un resacón de la posguerra, que había sido demasiado larga y demasiado dura, con una emigración galopante que obligó a miles de españoles a cruzar nuestras fronteras en busca de una vida mejor, con un creciente éxodo rural y con una situación social y económica francamente escuálida todavía, a partir de 1956, y hasta 1974, en nuestro país se produjo una estruendosa explosión demográfica, de no demasiado fácil comprensión.



Fue lo que se acabó conociendo tanto en España como en el resto de Europa como «baby-boom», resultado del cual son hoy muchos los españoles que tienen entre 45 y 65 años, lo que significa que, por primera vez en nuestra historia, hay más personas mayores de 65 años que menores de 14. Y es que, como…

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Conduce seguro… y bien

Allá por 1959 se creó la DGT, o sea, la Dirección General de Tráfico, un organismo autónomo del entonces Ministerio de la Gobernación, y dentro de ella la Jefatura Central de Tráfico, encargada del buen control y vigilancia del tráfico rodado —de otro tipo de tráfico supongo que ya se encargarían otros— y, por descontado, de las necesarias sanciones que fuera menester imponer, según el grado de la infracción cometida.

Decálogo navideño

[Consejos para pasar una Navidad «como Dios manda»]

A ver, seamos sinceros. No digo yo que hoy día no se celebre con entusiasmo la Navidad, pero habrá que convenir que nada comparable a como antes se vivía, con aquella ilusión, aquel fragor y aquel empeño por pasarlo bien, que irremediablemente hacía que fuera raro que alguien no disfrutara de ella más que de cualquier otro evento del año.

Para eso, lo más importante era que se cumplieran escrupulosamente todos los requisitos, no escritos en ningún sitio pero tácitamente aceptados, imprescindibles para mantener vivo el «espíritu navideño» del que estábamos impregnados, y para el que no había antídoto alguno. Tal vez sea un tanto arriesgado hacer un decálogo de las cosas imprescindibles para pasar la Navidad como Dios manda, pero peor sería no intentarlo. Por supuesto, como siempre, cada cual que añada o quite las que, con las mirada puesta en otro tiempo, crea que no necesitaba entonces para pasarlo «de rechupete».

Naturaleza viva

En el Día Internacional contra el Cambio Climático

Islandia

Cuando miramos hacía atrás, y no hace falta extenderse demasiado en el tiempo, nos deja perplejos la extraordinaria y rápida transformación que ha experimentando el ser humano, su forma de vivir, su comportamiento, su estatus social y emocional y, por supuesto, el entorno cercano en el que vive. Todo ello sin olvidar a los pueblos y habitantes de aquellas tierras para los que el tiempo parece no haber discurrido, porque andan sumidos en la misma opresión, orfandad y miseria que siempre.

También la naturaleza ha sufrido imparables procesos de cambio. Algunos, inexorablemente, consecuencia de los efectos devastadores que en demasiadas ocasiones ha generado la mano del hombre, de su inexplicable afán por destruir su propio medio de vida. Por eso, cuando a veces contemplamos la naturaleza en estado puro, limpia y hermosísima, donde fluye la vida recostada en brazos de la quietud y el silencio, y en la que nada parece haber interrumpido su natural evolución, resulta difícil no emocionarse y preguntarnos si realmente nuestra forma de progresar ha tenido algún sentido, si no la habremos hecho ignorando lo que de verdad la naturaleza necesitaba de nosotros.

Para que de todo ello quede constancia, te invito a que veas este hermoso vídeo de Islandia, de Edgar Granados, que, al tiempo que asombra y emociona, ayuda a despejar muchas de las inevitables dudas que a veces nos asolan.

El «toro de Osborne», con perdón

El Retrovisor

Primer toro de Osborne instalado en la carretera N-1 a su paso por Cabanillas de la Sierra (Madrid). Foto: Osborne

Como ya habrá sabido deducir más de uno, el título de esta «historia mínima» no hace referencia, ¡Dios me libre!, al amigo Bertín, el aristócrata, presentador, «cantante», actor y empresario español, como bien señala Wikipedia, sino a aquella enorme silueta de un toro de lidia que salpicaba las carreteras españolas publicitando el famoso brandi Veterano, una de las marcas estrella de las bodegas Osborne, claro está.

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El «baby boom», pero que muy «boom»

La familia Ojeda Artiles, Premio Nacional de Natalidad de 1969. Labor Ministry

Hay que ver lo que son las cosas. Aún a cuestas con un resacón de la posguerra, que había sido demasiado larga y demasiado dura, con una emigración galopante que obligó a miles de españoles a cruzar nuestras fronteras en busca de una vida mejor, con un creciente éxodo rural y con una situación social y económica francamente escuálida todavía, a partir de 1956, y hasta 1974, en nuestro país se produjo una estruendosa explosión demográfica, de no demasiado fácil comprensión.

El fabuloso mundo del circo

Como el título de la última superproducción de Samuel Bronston rodada en España, dirigida por Henry Hathaway y protagonizada por John Wayne, Rita Hayworth, Claudia Cardinale y John Smith, así puede decirse que veíamos de pequeños aquel maravilloso espectáculo que, de tarde en tarde, desplegaba su mágica carpa en el pueblo, la ciudad o el barrio en el que vivíamos.

Cuando un día cualquiera, al salir de casa, nos encontrábamos con uno de aquellos carteles que anunciaban a bombo y platillos la llegada del «único, grandioso, colosal y sensacional» Circo Mundial, Circo Americano, Circo Atlas, Circo Monumental, Berlin Zirkus, Circo Ruso o Italiano, Circo Royal, Circo Milan…, o las nuevas y flamantes atracciones del Circo Price, tanto en su versión ambulante como en la sede fija que tenía en Madrid —hoy felizmente recuperada—, resulta difícil describir el estado de «shock emocional» en el que entrábamos inmediatamente.

Serenata «a la luz de la luna»

El Retrovisor

Lo de ligar aún no resultaba fácil del todo. Aquello de los guateques todavía no se habían puesto de moda y, cuando se celebraba alguna fiesta, el baile «agarrao» no estaba bien visto, así que había que olvidarse de eso de arrimarse mucho. Quizá por eso, cuando por fin alguien se echaba novio o novia, había que cuidarlo como un tesoro y procurar que «el cariño verdadero» perdurase para siempre.

Mientras se lograba ese compromiso, era preciso utilizar mil y una artimañas para mantener encandilado al otro o a la otra. En el caso de los hombres, que eran, según vieja tradición, los que debían dar el primer paso en una relación, lo de ser caballeroso o regalar un ramo de flores no funcionaba mal del todo. Pero lo que de verdad solía funcionar con bastante eficacia era darle una serenata a la novia. Si además era por la noche…

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De paseo por la Luna

El Retrovisor

Buzz Aldrin ante la bandera de EE UU en la Luna, el 20 de julio de 1969 (NASA)

Según la rumorología popular, hay tres momentos de nuestra historia en los que todo el mundo recuerda qué estaba haciendo en ese justo momento. Uno es la cogida de Manolete, el 28 de agosto de 1948, en la plaza de toros de Linares. Otro, el histórico gol de Zarra a Inglaterra en el Mundial de Brasil, el 2 de julio de 1950. Y, por último, la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969.

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70 años de bikini en España

La actriz francesa Pascale Petit en la Playa de Poniente, en Benidorm, en 1965.

«En la España católica de los 50, el despegue turístico de ciudades como Benidorm no solo atrajo veraneantes sino nuevas costumbres de otros países. Las mujeres del norte de Europa lucían bikinis para escándalo de muchos. Una multa a una turista inglesa por vestir la prenda precipitó que Benidorm se convirtiera en la primera ciudad española en legalizar el bikini».

Seat 850 Coupé: el «superdeportivo»

El Seat 600, el 850, el 127 e incluso el 1500, aunque este parecía más bien destinado a taxis, el Renault 4, 6 y 8 —antes Gordini—, el «dos caballos», o sea, el Citroën 2CV, y el BMW Isetta, también conocido como «el huevo», eran desde luego los coches que con mayor frecuencia podían verse circular por nuestras calles y carreteras, así que ya estábamos bastante habituados a ellos.

Pero, ¡oh sorpresa!, de pronto un día descubrimos que había un coche nuevo con aspecto de «superdeportivo», aunque a escala miniatura, que nos dejó alucinados.

«El turismo es un gran invento», o eso parece

Llegada de los primeros turistas a España. Foto: Teresa Avellanosa (Flickr)

Aquellos españoles que, durante los tórridos días de verano, tenían la suerte de poder disfrutar de unas merecidas vacaciones, también podían constatar «en vivo y en directo» que, como bien anunciaban los medios de comunicación y, por ende, los rumores de la calle, «el turismo era un invento estupendo», especialmente para los que podían sacar tajada del mismo y, por descontado, para los que tenían a bien poder disfrutar de él como Dios manda.

¡Al rico corte helado!

El Retrovisor

Sin discusión alguna, el corte de helado o helado al corte, al parecer también conocido como «helado napolitano» o «cassata brick», según consta en nuestro consultorio básico, o sea, Wikipedia —que no añade el posterior calificativo de «sándwich»—, era el rey del surtido heladero de la época, por encima incluso del helado de cucurucho. Al menos esa es la impresión personal que tengo después de repasar cuál era realmente el más solicitado tanto en las escasas heladerías que había por aquel entonces —la época concreta ya que la ponga cada uno— como en los muchos carritos de helados que recorrían las calles de las ciudades, lo cual era una alivio en días calurosos de verano.

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¡Bienvenidos al Parque de Atracciones de Madrid!

El Retrovisor

A los que vivíamos en Madrid —qué tiempos aquellos sin confinamiento ni pandemia, aunque justitos de libertad «a la madrileña»— la verdad es que nos vino de perlas la inauguración, el 15 de mayo de 1969, de ese gran Parque de Atracciones que nos dejó con la boca abierta. Por fin ya teníamos un fantástico sitio al que acudir con la familia o con los amigos para divertirnos, y tan cerca, ahí, en la Casa de Campo, a la que incluso podíamos ir en el Suburbano, que funcionaba desde 1960, bajándonos en las estaciones de Lago o de Batán.



Además, contaba nada menos que con 30 atracciones mecánicas que eran una auténtica pasada. Así que, por 5 pesetas que valía la entrada, podías pasar un día inolvidable montando en «7 Picos», «Gusano Loco», «Alfombras Mágicas», «Viaje al Centro de la Tierra», «Camas elásticas», «El Pulpo», «La Noria», «Viaje Espacial», «La…

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La revolución de la minifalda

El Retrovisor

Mary Quant, en el centro, con dos modelos luciendo la minifalda. Foto: Getty Image

¡Quién iba a decirle a la diseñadora británica Mary Quant, allá por 1963, el revuelo que iba a generar en medio planeta, por no decir el planeta entero, el invento de su popular «minifalda», aunque, para que quede constancia de ello, la paternidad de tan revolucionaria prenda todavía se sigue disputando entre ella y el diseñador francés André Courrèges.

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Aquellas inolvidables librerías

El Retrovisor

Sean cuales sean las cifras en las que hoy día se mueven libros y librerías, no está de más refrescar la memoria y remontarse a aquellos tiempos en los que entrar a un librería era una aventura maravillosa a la que uno estaba siempre dispuesto a apuntarse, y que, por desgracia, ya no resulta tan fácil revivir en estos benditos tiempos que ahora nos toca vivir, en los que las prioridades y los gustos parecen ser otros.

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¡Bienvenidos al Parque de Atracciones de Madrid!

A los que vivíamos en Madrid —qué tiempos aquellos sin confinamiento ni pandemia, aunque justitos de libertad «a la madrileña»— la verdad es que nos vino de perlas la inauguración, el 15 de mayo de 1969, de ese gran Parque de Atracciones que nos dejó con la boca abierta. Por fin ya teníamos un fantástico sitio al que acudir con la familia o con los amigos para divertirnos, y tan cerca, ahí, en la Casa de Campo, a la que incluso podíamos ir en el Suburbano, que funcionaba desde 1960, bajándonos en las estaciones de Lago o de Batán.

Demostración sindical del 1 de mayo

Desde 1958, cada 1 de mayo, día de la festividad de San José Artesano (también Obrero, para entendernos mejor), se celebraban en el Estadio Santiago Bernabéu de Madrid las llamadas Demostraciones Sindicales, organizadas por la muy afamada entonces Obra Sindical de Educación y Descanso, que consistían en unas grandilocuentes exhibiciones gimnásticas y folclóricas con las que se quería mostrar lo fuertes, artistas y guapos que eran los trabajadores y trabajadoras españoles.

Estaba claro que aquella «Olimpiada laboral», como también era conocida, que más bien parecía el acto inaugural de unos Juegos Olímpicos, tenía una claro objetivo propagandístico, pero, quizá en nuestra ingenuidad, la verdad es que nos gustaba mucho. Especialmente los más pequeños nos quedábamos asombrados viendo cómo los participantes exhibían sus extraordinarias dotes gimnásticas saltando, brincando, corriendo o haciendo impresionantes «torres humanas», como la que en 1958 hicieron nada menos que 800 trabajadores de la Empresa Nacional Bazán.

Para hacerse una idea, en esa primera edición participaron en la Demostración Sindical más de 10.000 «fornidos atletas», y las gradas del estadio se llenaron con 120.000 enardecidos espectadores, que aplaudían a rabiar todas las ejecuciones artísticas. Las demostraciones, por supuesto, eran retransmitidas en directo por TVE, y si alguien se perdía algo, siempre estaba el noticiario del «NO-DO» para recordárselo.

Ahora bien, aunque lo de la gimnasia quedaba muy espectacular, hay que reconocer que lo que más gustaba a todos eran las actuaciones de los coros y danzas, que venían desde todos los rincones del país para mostrar los cantes y bailes propios de cada región. Toda una exhibición folclórica y colorista que, intenciones aparte, en aquellos tiempos nos resultaba la mar de vistosa y entretenida. De hecho, su éxito era tal, que no faltó ocasión para que la demostración estuviera solo dedicada al «teatro, la música y la danza», como bien recoge esta crónica del diario «ABC» del 2-5-1962, págs. 31-32 (Archivo Linz de la Transición española, Fundación Juan March), que, entre otras cosas, cuenta lo siguiente:

«[…] Ciento veinticinco mil espectadores concurrieron anoche a la magna V Demostración Sindical de Teatro, Música y Danza, en la celebración de la fiesta de San José Artesano y en homenaje de todos los trabajadores del país al Fénix de los Ingenios Españoles, con motivo del cuarto centenario de su nacimiento. Escenario de esta sin par representación, el brillante césped del estadio Bernabéu, bajo la limpia luz de centenares de reflectores, convertido por una jornada en helénico y descomunal teatro. […]

Empieza el gran espectáculo

A las ocho y veinte de la noche, aunque la primera de mayo, nubosa y fresca, se alzó el telón de la gigantesca “reposición” del creador del teatro español. Primero, el pregón: “¡Escuchad todos!”. Recogido silencio en los graderíos. La aragonesa voz del pregonero, Bernabé Salvador, de Teruel, evocó vigorosa:

“… Y Lope, como se le llamó popularmente, es el poeta nacional de España, que escribió siempre pensando en el pueblo a que pertenecía, como hijo de un bordador…”. “Ahora, después de cuatrocientos años, renace Lope de Vega, el Fénix, el poeta nacional dé España, como renació el espíritu nacional español bajo la advocación de San José Obrero, el primero de mayo —fiesta recuperada por vosotros íntegramente— y renace para nosotros, para los suyos, para él pueblo español, al que dedicó su poesía y su teatro…”. Después, tres mil productores, trabajadores todos ellos de las más diversas profesiones y oficios, pertenecientes a las Agrupaciones Artísticas de Coros, Teatro y Danzas de la Obra Sindical de Educación y Descanso, componiendo seis cuadros teatrales, cuarenta y cuatro grupos de danzas y diez agrupaciones corales, iniciaron su desfile de presentación, mientras una impaciente ovación ahogaba el ambiente. Todos los colores y pasos de las regiones españolas, fundidos en el color y paso nacionales.

Extraordinario éxito de Lope

Los personajes de Lope saltaron a escena y alcanzaron un éxito de los grandes, un éxito extraordinario, como si se tratara de protagonistas creados hoy para el público actual. ¡Grandeza de nuestros clásicos, virtud de la pervivencia, secreto del genio! Don Joaquín de Entrambasaguas acertó plenamente en la selección y adaptación de textos. La dirección supo montar la obra como requiere nuestro tiempo. Los artistas demostraron esmero, inteligencia y sensibilidad. […]

Danzas y cantos españoles, bellos y profundos versos del incomparable poeta, comparecieron, en abigarrada y bellísima sucesión, en los gigantescos escenarios montados. Tragedia y gozo, alegría y patetismo, resumieron en la danza o en el canto o en la palabra, la raíz del pueblo, del ser nacional.

En el transcurso de la interpretación, el público repitió con entusiasmo y emoción sus aplausos. Se cerró el acto a las diez y diez con el himno de los Sindicatos, entonado por todos los participantes en esta memorable Demostración Sindical de Teatro, Música y Danza. Por último, todo el público en pie escuchó los acordes del himno nacional. El Jefe del Estado y su esposa fueron despedidos por los ciento veinticinco mil espectadores que llenaban el campo con una prolongada salva de aplausos y vítores. El Caudillo, con su presencia, refrendó una fiesta bonita, entrañable y, sobre todo, pacífica y popular».

¿Qué, cómo te quedas? ¡Yo mismo estoy a punto de echarme a llorar de la emoción que me embarga ahora mismo y no parar en todo el día!

Texto incluido en el libro El Retrovisor. Un paseo emocional por la memoria (El Ojo de Poe, 2019), páginas 274-277

Serenata «a la luz de la luna»

Lo de ligar aún no resultaba fácil del todo. Aquello de los guateques todavía no se habían puesto de moda y, cuando se celebraba alguna fiesta, el baile «agarrao» no estaba bien visto, así que había que olvidarse de eso de arrimarse mucho. Quizá por eso, cuando por fin alguien se echaba novio o novia, había que cuidarlo como un tesoro y procurar que «el cariño verdadero» perdurase para siempre.

De paseo por la Luna

Buzz Aldrin ante la bandera de EE UU en la Luna, el 20 de julio de 1969 (NASA)

Según la rumorología popular, hay tres momentos de nuestra historia en los que todo el mundo recuerda qué estaba haciendo en ese justo momento. Uno es la cogida de Manolete, el 28 de agosto de 1948, en la plaza de toros de Linares. Otro, el histórico gol de Zarra a Inglaterra en el Mundial de Brasil, el 2 de julio de 1950. Y, por último, la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969. Continuar leyendo «De paseo por la Luna»

¡Al rico corte helado!

Sin discusión alguna, el corte de helado o helado al corte, al parecer también conocido como «helado napolitano» o «cassata brick», según consta en nuestro consultorio básico, o sea, Wikipedia —que no añade el posterior calificativo de «sándwich»—, era el rey del surtido heladero de la época, por encima incluso del helado de cucurucho. Al menos esa es la impresión personal que tengo después de repasar cuál era realmente el más solicitado tanto en las escasas heladerías que había por aquel entonces —la época concreta ya que la ponga cada uno— como en los muchos carritos de helados que recorrían las calles de las ciudades, lo cual era una alivio en días calurosos de verano. Continuar leyendo «¡Al rico corte helado!»

La revolución de la minifalda

Mary Quant, en el centro, con dos modelos luciendo la minifalda. Foto: Getty Image

¡Quién iba a decirle a la diseñadora británica Mary Quant, allá por 1963, el revuelo que iba a generar en medio planeta, por no decir el planeta entero, el invento de su popular «minifalda», aunque, para que quede constancia de ello, la paternidad de tan revolucionaria prenda todavía se sigue disputando entre ella y el diseñador francés André Courrèges. Continuar leyendo «La revolución de la minifalda»

Operación retorno. «El regreso»

El Retrovisor

Como el que no quiere la cosa, habían llegado a su fin las «apacibles» vacaciones del verano, que, como solía suceder cada año, nos habían vuelto a dejar el cuerpo y el bolsillo como recién estrenados. Así que ya era hora de ir haciendo las maletas y de poner rumbo a casa, donde nos aguardaba el ansiado descanso hogareño, cómodamente acurrucados en nuestro sofá de toda la vida, ese de escay rojo que con tanto cariño nos acogía y en el que lo de descansar sí que adquiría todo su sentido.

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«Voy a Andorra. ¿Te traigo algo?»

No cabe duda de que Andorra siempre ha sido un importante destino turístico, especialmente por su extraordinario entorno natural y por su rico patrimonio cultural. Bueno, y para qué engañarnos, también por su amplia oferta comercial, que desde tiempo inmemorial ha sido otro de sus principales atractivos. Hablo, por supuesto, de la época a la que yo me refiero, allá hacia finales de los años 60, principios de los 70, cuando en lo de la cuestión bancaria aún no estábamos tan puestos como, por lo visto, hoy día. Continuar leyendo ««Voy a Andorra. ¿Te traigo algo?»»

Operación retorno. «El regreso»

Como el que no quiere la cosa, habían llegado a su fin las «apacibles» vacaciones del verano, que, como solía suceder cada año, nos habían vuelto a dejar el cuerpo y el bolsillo como recién estrenados. Así que ya era hora de ir haciendo las maletas y de poner rumbo a casa, donde nos aguardaba el ansiado descanso hogareño, cómodamente acurrucados en nuestro sofá de toda la vida, ese de escay rojo que con tanto cariño nos acogía y en el que lo de descansar sí que adquiría todo su sentido. Continuar leyendo «Operación retorno. «El regreso»»

El «toro de Osborne», con perdón

Primer toro de Osborne instalado en la carretera N-1 a su paso por Cabanillas de la Sierra (Madrid). Foto: Osborne

Como ya habrá sabido deducir más de uno, el título de esta «historia mínima» no hace referencia, ¡Dios me libre!, al amigo Bertín, el aristócrata, presentador, «cantante», actor y empresario español, como bien señala Wikipedia, sino a aquella enorme silueta de un toro de lidia que salpicaba las carreteras españolas publicitando el famoso brandi Veterano, una de las marcas estrella de las bodegas Osborne, claro está. Continuar leyendo «El «toro de Osborne», con perdón»

A bordo del «Juan Sebastián Elcano»

El «Juan Sebastián Elcano» en Santa Cruz de Tenerife. Foto: Miguel A. Noriega Agüero

Según informaba el diario «El País» del 12 de agosto de 2018: «Tres exmarineros del buque escuela “Juan Sebastián de Elcano” se han confesado culpables de narcotráfico y han pactado con el fiscal una pena de dos años de cárcel, lo que les evitará volver a ingresar en prisión». Al parecer, aclaraba la información, «aprovechando la absoluta falta de controles y los privilegios de los que gozaba como buque de Estado, el “Juan Sebastián de Elcano” se convirtió, durante el crucero de instrucción de 2014, en un instrumento privilegiado del narcotráfico a gran escala desde Colombia a Estados Unidos». Continuar leyendo «A bordo del «Juan Sebastián Elcano»»

Para empezar, secretariado

Cuando, a los 18 años, una chica debía decidir qué hacer en el futuro, en lo primero que casi siempre pensaba era en hacer un curso de secretariado, o sea, estudiar taquigrafía y mecanografía, y luego francés, que era el idioma que más cerca nos pillaba y, sin duda, el que considerábamos de mayor proyección internacional. Lo de saber inglés, alemán o chino estaba claro que todavía no nos tentaba demasiado. Probablemente es que, por extrañas razones que se desconocen, en aquel tiempo las mujeres que decidían ponerse a trabajar estaban predestinadas a ser secretarias de dirección o administrativas en alguna oficina, o eso al menos se creía. Continuar leyendo «Para empezar, secretariado»

Gasolineras: Servicio completo

Concluida la «Operación retorno» de Semana Santa, que, según parece, ha generado más de nueve millones de desplazamientos en coche, que ya son desplazamientos, toca volver a la cruda realidad. Pero a buen seguro que, a la hora de repostar durante el viaje de ida o de vuelta, más de uno se habrá acordado de aquellas gasolineras en las que lo de echar gasolina al vehículo solo era una parte del servicio completo que raro era que no te prestara cualquiera de los encargados de la misma. Continuar leyendo «Gasolineras: Servicio completo»

Aquellas inolvidables librerías

Sean cuales sean las cifras en las que hoy día se mueven libros y librerías, no está de más refrescar la memoria y remontarse a aquellos tiempos en los que entrar a un librería era una aventura maravillosa a la que uno estaba siempre dispuesto a apuntarse, y que, por desgracia, ya no resulta tan fácil revivir en estos benditos tiempos que ahora nos toca vivir, en los que las prioridades y los gustos parecen ser otros. Continuar leyendo «Aquellas inolvidables librerías»

Entonces qué, ¿Gibraltar español o no?

Las calles de Gibraltar, el día del referéndum. Gibraltar National Archives

Con tanto «brexit», tanto «procès», tanto «des-procès» y tanta gaita… [me permito hacer un breve inciso aquí para aclarar que lo de la «gaita» no significa necesariamente que gallegos y asturianos también estén planeando irse de casa e independizarse]… Y volviendo a lo que íbamos: o sea, con tantos enredos patrios, propios y ajenos, como hemos vivido últimamente y parece que seguiremos viviendo, va y se nos ha pasado de largo recordar, aunque sea amargamente, el 51.º aniversario de aquel referéndum que, el 10 de septiembre de 1967, el Reino Unido convocó, desobedeciendo el mandato de Naciones Unidas, todo sea dicho, para ver si los «llanitos» querían ser británicos o españoles, o sea, «independientes». ¿A qué suena todo esto? Continuar leyendo «Entonces qué, ¿Gibraltar español o no?»

El último tango en… Perpiñán

En los años 70, ya iba siendo hora de que los españoles comenzaran a mover un poco el culo y a traspasar de una vez por todas nuestras fronteras, y no precisamente para ir a trabajar a la vendimia francesa, a una cadena de montaje alemana o a servir a una acomodada casa parisina. Se trataba, simple y llanamente, de empezar a conocer otros rincones del planeta, aunque de momento muy lejos del todo no estuvieran, que ya habría tiempo de emprender aventuras más arriesgadas, y de paso, como de bien nacidos es ser agradecidos, devolver amablemente las innumerables visitas de turistas que desde hacía años ya estábamos recibiendo. Continuar leyendo «El último tango en… Perpiñán»

Exhibiciones policiales

Al parecer, el pasado domingo, entre los actos preparativos de la Fiesta Nacional, que como todo el mundo sabe se celebra el 12 de octubre —y si alguien no lo sabe, que lo memorice, no vaya a ser que algún día nos hagan un examen de españolidad y suspendamos creyendo que es el Día de la Hispanidad—, la Policía Nacional organizó algunas actividades especialmente dirigidas a los más pequeños. Entre ellas, según detallan las crónicas periodísticas, las más llamativas fueron las exhibiciones de las unidades de guías caninos y de caballería que tuvieron lugar en el madrileño Paseo del Prado, donde, además, «se instalaron varias carpas con distintas actividades para que los niños comprendieran y se familiarizaran con el trabajo que llevan a cabo los agentes», tal y como señalaba el diario El Mundo (10-10-2016). Continuar leyendo «Exhibiciones policiales»

Un historia “real”: De Juan Carlos I a Felipe VI

La proclamación del hasta entonces Príncipe de Asturias como nuevo monarca Felipe VI, de la que el pasado 19 de junio se cumplieron dos años, hay que decir que resultó de lo más natural, pompas y fanfarrias al margen. Con la de tiempo que nos costó enterarnos de que alguna vez tendríamos rey, algo que en los años 60 parecía algo impensable. Continuar leyendo «Un historia “real”: De Juan Carlos I a Felipe VI»

La Volkswagen “hippie” se jubiló

Después de más de 60 años recorriendo calles, carreteras y caminos, en agosto del año pasado se jubiló definitivamente la popular furgoneta Volkswagen Transporter (bueno, la “hippie”, como siempre la hemos conocido) . Y es que, aunque en Europa dejó de producirse hace años, en Brasil y en algunos otros países de Suramérica seguían fabricándose algunas unidades del mítico modelo Kombi, que a lo largo de más de 30 años fue el único vehículo de carga que circulaba por las carreteras del país carioca. Continuar leyendo «La Volkswagen “hippie” se jubiló»

Gabino “el de las quinielas”

Uno de los españoles más envidiados en 1968 fue, sin duda, Gabino Moral Sanz, un joven agricultor vallisoletano que, de la noche a la mañana, se convirtió en una de los personajes más populares del país. Su mérito no fue conquistar el Polo Norte a pie, cruzar el estrecho de Gibraltar nadando al estilo perrito, ganar el Oscar al mejor actor rural o inventar la vacuna contra la ludopatía; no, su única “proeza” fue la “puñetera” suerte (y no lo digo con rencor) de ser el único acertante de una quiniela de 14, lo que le sirvió para hacerse con el botín quinielístico más cuantioso logrado hasta entonces, exactamente ¡30.207.774 pesetas!, que en aquella época era una verdadera fortuna. Continuar leyendo «Gabino “el de las quinielas”»

Casa de Fieras del Retiro

Ahí estaba, en pleno Parque del Buen Retiro de Madrid, nada menos que desde 1830; o sea, desde la época de Fernando VII, el que, según la cantinela infantil, “usaba pantalón, pantalón”. Pero, a pesar de tantos años de experiencia en cuestión de animales, ni siquiera era un zoológico, sino simplemente una Casa de Fieras, como era conocido por todo el mundo, aunque su denominación original era la de Gabinete Real de Ciencias Naturales, que sonaba mucho mejor. Continuar leyendo «Casa de Fieras del Retiro»

¿Qué pasa contigo, «Johnny»?

Hoy me he levantado con el sobresalto de saber que más de trescientas personas estaban siendo desalojadas del colegio mayor San Juan Evangelista –«El Johnny», para los amigos–, y el corazón se me ha vuelto a helar, como cuando hace más de un año y medio se anunció su cierre definitivo. Y es que, poco después de su inauguración, en 1966, empezó a convertirse en el centro de referencia de la movida cultural que, a finales de los 60 y comienzos de los 70, empezaba a respirarse en nuestro país, y de la que era difícil oxigenarse en otros lugares.

Camarón, junto a Tomatito, en «El Johnny», durante el que sería su último concierto
Camarón, junto a Tomatito, en «El Johnny», durante el que sería su último concierto

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