Con lo bien que se nos había dado Maracaná en 1950, con aquel mítico gol de Zarra, que continúa recordándose con todos los honores en el rincón de muchas memorias, cómo es posible que en el Mundial de 2014, justamente en el mismo escenario, la Selección española cayera a las primeras de cambio, sin apenas haberle dado tiempo a demostrar lo bien que jugaba al «tiqui-taca».
En fin, ¡una verdadera tragedia nacional! El problema de 1950, sin embargo, es que entonces hubo que esperar nada menos que catorce años para, por fin, ver a los nuestros ganar un gran torneo internacional. El esperado milagro se obró en la Eurocopa de 1964, o sea, en la Copa de Naciones de Europa, como oficialmente se llamaba entonces, que, por si fuera poco, se celebró en España, que preparó aquella importante cita futbolística como si fuera una cuestión personal, que para eso se organizaba aquí. ¡Y desde luego que funcionó! Con un equipo formado por los mejores jugadores del momento, que todo el mundo se sabía de memoria, o sea, el portero Iribar («el Txopo», para más señas), Rivilla, Olivella, Calleja, Zoco, Fusté, Amancio, Pereda, Marcelino, Suárez y Lapetra, la Selección logró que el título se quedara en casa. Además, para mayor gloria y disfrute patrio, el combinado nacional ganó 2-1 en la final nada menos que a la Selección de la Unión Soviética, que en aquel tiempo era conocida con el seudónimo de «el Ejército Rojo». ¡Y pensar que ahora llamamos a nuestra selección «La Roja»!
En fin, el caso es que el 21 de junio, en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, ante 80.000 enardecidos espectadores y un país entero al borde de un ataque de nervios, el equipo entrenado por José Villalonga apuntilló al soviético con un extraordinario gol de cabeza de Marcelino, su especialidad, ¡en el minuto 84 de partido! Aquel tanto dejó de piedra al guardameta de la URSS, Lev Yashin, «la araña negra», y, de paso, le cortó la respiración a toda España, que vibró como no se recordaba.
La cuestión es que, pasado aquel momento de gloria de 1964, la cosa fue aún peor que lo de los catorce años. Y es que la Selección no volvió a repetir el triunfo en una Eurocopa ¡hasta 2008!, que se dice pronto, y hasta 2010 no supo lo que era ganar un Mundial. En resumen: después de la debacle de los mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018, bueno, y de la Eurocopa de Francia 2016, quizás convenga confiar en que no pasen otros catorce años, y mucho menos cuarenta y cuatro, para volver a ver al equipo español en lo más alto. Seguro que, a no tardar mucho [la Eurocopa 2021 acaba de arrancar], la Selección vuelve a darnos otra gran alegría, que algunos hace ya tiempo que peinamos canas y no andamos para disputar muchas prórrogas.
Texto incluido en el libro «El Retrovisor. Un paseo emocional por la memoria» (El Ojo de Poe, 2019), páginas 250-251.
Acabo de descubrir tu blog y me encantan tus relatos. Gracias por compartir. Saludos!!!!
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No sabes lo que me alegro. Por supuesto, estás invitada a visitarlo cuando quieras y a entrar en él como si fuera tu casa
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Muchas gracias. Igualmente!!! Saludos
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¡Que viva la nostalgia, a falta de reverdecer laureles!
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Siempre es bonito echar la mirada atrás para recordar hermosos momentos
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